26 de enero de 1934, el teatro Apollo de Nueva York, donde debutaron leyendas como Billie Holiday o Ella Fitzgerald, reabre sus puertas con la determinación de relanzar nuevas figuras y seguir siendo una referencia de la música afroamericana.
Desde el corazón del Harlem neoyorquino, donde estaba establecido desde 1914, el edificio protagonizó una profunda operación de renovación, sin eliminar su estética de siempre, modernizando los escenarios y las instalaciones.
El rejuvenecimiento del teatro afectó también a la gestión, atrayendo de nuevo al público joven, como hizo durante décadas, y seguir descubriendo grandes estrellas.
Con sus nuevas instalaciones y un sonido digital, el Apollo se ha embarcado desde esta fecha en el relanzamiento de las 'noches de los principiantes', unos concursos llenos de talento y esperanza que se han celebrado durante más de 70 años.
"Por favor, son estrellas que están comenzando, así que nada de abucheos ni gritos. Animémosles a seguir adelante", apunta cada miércoles el presentador del show, el humorista Capone, conocido como el 'Ganster de la Comedia' al público del Apollo, mayoritariamente de color.
Estos 'Amateur Night Show' del Apollo se han ganado por derecho propio el título de legendarios, pues se les conoce como las noches "donde nacen las estrellas y se crean las leyendas".
En una de las primeras noches, en 1934, se presentó al concurso una joven bailarina de 16 años llamada Ella Fitzgerald quien, sin embargo, se negó a salir al escenario al sentirse acomplejada por los otros bailarines que preparaban su actuación.
Obligada por el gerente del teatro que había anunciado su nombre, Ella Fitzgerald optó por ponerse a cantar, con una naturalidad, frescura y un sentido del ritmo que dejó a todos impresionados, entre ellos el arreglista y saxofonista Benny Carter, que la contrató.
Desde entonces, multitud de famosos iniciaron sus carreras en las noches de los aficionados, como Stevie Wonder, que debutó con sólo 13 años, Michael Jackson, James Brown y Lauryn Hill, además de Sarah Vaughan, Sammy Davis, James Brown, Gladys Knight y Bill Cosby.
Pese a que el teatro está abierto desde el año 1914, la historia del Apollo no comienza entonces, pues en esa época no tenía este nombre ni permitía, siquiera, la entrada a la gente de color.
La verdadera historia del legendario establecimiento comienza en 1934 cuando el periodista Ralph Cooper traslada a sus escenarios su programa de radio, 'la noche de los aficionados en el Apollo', entonces en manos de la familia Schiffman.
Después pasó por varios propietarios hasta acabar en el año 1992 en manos de una fundación sin animo de lucro, que se encarga de preservar y potenciar su labor.
La importante la labor realizada en el fortalecimiento de la cultura afroamericana, así como en el valor histórico del edificio, permitió que el Teatro Apollo se convirtiera en el año 1983 en el Monumento Nacional.
La importante la labor realizada en el fortalecimiento de la cultura afroamericana, así como en el valor histórico del edificio, permitió que el Teatro Apollo se convirtiera en el año 1983 en el Monumento Nacional.
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