domingo, 10 de enero de 2016

Origen del roscón de Reyes

A mi el dulce navideño que más me gusta es el roscón de Reyes, sencillo sin relleno, pero bueno con nata o trufa también me gusta.

Este mítico dulce con sorpresas en su interior, es el habitual desayuno de la mañana del 6 de enero en las casas españolas, después de abrir los regalos que han dejado los Reyes Magos.

En realidad el roscón de Reyes no tiene ninguna relación con la Navidad, ni con los Reyes Magos, ni siquiera con las coronas reales. Se trata de una tradición que nació en la época romana, en la llamada "Fiesta del Esclavo" celebrada cuando finalizaban los duros trabajos de campo.

En forma de recompensa se repartían tortas hechas de miel, higos y dátiles, con un haba seca en su interior que simbolizaba la suerte y prosperidad. El esclavo que se hiciera con este haba quedaba libre de trabajar durante todo el día y recibía todos los lujos dignos de un rey. 

El roscón de Carlos y Mª Jesús, ¡¡¡Que buena pinta tiene!!!

Después, la tradición pasó a celebrarse el día 6 de enero gracias a los franceses, que utilizaron este postre para la fiesta infantil navideña "Le Roi de Fave", en la que el niño que descubría el haba se convertía en el rey del festejo. Sin embargo, en la actualidad el significado del haba ha cambiado, siendo la figurilla la que te convierte en rey y el haba lo que te obliga a pagar el postre, o incluso a cocinarlo con tus propias manos.

Según dicen los pasteleros madrileños, los roscones de Reyes fueron traídos por la dinastía Borbón a España y posteriormente exportada a América. En teoría, el rey Felipe V de España, tío del rey francés Luís XV, fue el que de forma bastante temprana trajo a nuestro país este dulce, que se fue convirtiendo en una de las costumbres más populares.

Con el tiempo la tradición fue pasando de los más nobles al pueblo llano, siendo Madrid y Sevilla las ciudades que más adoptaron esta costumbre. En nuestros días, Madrid está considerada como la capital del roscón, pues cada año se suelen consumir unos dos millones y medio de piezas.

En México, cuando uno piensa en la Rosca de reyes, viene a la mente una reunión familiar (o con amigos) con el infaltable chocolate (aportación de esta tierra); pero es importante comentar que la Rosca de Reyes no es sólo un pan de harina blanca y levadura adornado con frutos secos y cristalizados como higos, dátiles y algunas nueces, sino que está llena de profundos significados. Si observamos bien, su forma evoca las coronas de los Reyes Magos, y la fruta de múltiples colores, simulan las joyas que estaban incrustadas en las mismas, éstas significan Paz, Amor y Felicidad.

Asimismo, la forma circular simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin, aunque especialmente en México y debido a su carácter familiar, la Rosca de Reyes ha adoptado una forma ovoide con el fin de que alcance para todos los asistentes.

Anteriormente en la rosca se escondía un haba, misma que ha sido sustituida por una figurilla de pasta, de porcelana y más recientemente de plástico con forma de un niño, simbolizando al Niño Dios (por lo que no es correcto llamarle “muñeco” o “monito”) que tuvo que ser escondido y protegido en los días de la persecución del rey Herodes. Al partir la rosca, el cuchillo simboliza el peligro en el que se halló el niño Jesús y la fruta con que se adorna significa todas las distracciones del mundo que nos impiden encontrarlo.

En nuestro país esta tradición toma especial importancia, ya que aquél o aquéllos afortunados que encuentren al niño (o niños), además de recibir las bendiciones del niño Dios, serán los anfitriones del día 2 de febrero, día de La Candelaria y “padrinos” del niño.

Es entonces que ese día deberán vestir de gala a su niño para su presentación en la iglesia, comprometiéndose también a ofrecer tamales y atole (aunque también se acostumbra chocolate o café de olla) a todos los presentes, dando lugar con esto a otra de las más importantes tradiciones mexicanas. En algunos lugares de México se tenía por costumbre guardar en la rosca un anillo y un dedal, por lo que aquella persona que encontrara el anillo, tendría una boda próxima; por el contrario, quien encontrara el dedal tendría soltería por lo menos de un año.

Carmen y yo tenemos la casa llena de dedales. 

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