A mi el dulce navideño que más me gusta es el roscón de Reyes, sencillo sin relleno, pero bueno con nata o trufa también me gusta.
Este mítico dulce con sorpresas en su
interior, es el habitual desayuno de la mañana del 6 de enero en las casas
españolas, después de abrir los regalos que han dejado los Reyes Magos.
En realidad el roscón de Reyes no
tiene ninguna relación con la Navidad, ni con los Reyes Magos, ni
siquiera con las coronas reales. Se trata de una tradición que nació
en la época romana, en la llamada "Fiesta del Esclavo" celebrada
cuando finalizaban los duros trabajos de campo.
En forma de recompensa se repartían
tortas hechas de miel, higos y dátiles, con un haba seca en su
interior que simbolizaba la suerte y prosperidad. El
esclavo que se hiciera con este haba quedaba libre de trabajar
durante todo el día y recibía todos los lujos dignos de un rey.
El roscón de Carlos y Mª Jesús, ¡¡¡Que buena pinta tiene!!! |
Según dicen los pasteleros madrileños, los roscones de Reyes fueron traídos por la dinastía Borbón a
España y posteriormente exportada a América. En teoría, el
rey Felipe V de España, tío del rey francés Luís XV, fue el que
de forma bastante temprana trajo a nuestro país este dulce, que se
fue convirtiendo en una de las costumbres más populares.
Con el tiempo la tradición fue pasando
de los más nobles al pueblo llano, siendo Madrid y Sevilla las
ciudades que más adoptaron esta costumbre. En nuestros días, Madrid
está considerada como la capital del roscón, pues cada año se
suelen consumir unos dos millones y medio de piezas.
Asimismo, la forma circular simboliza el amor eterno de Dios, que no tiene principio ni fin, aunque especialmente en México y debido a su carácter familiar, la Rosca de Reyes ha adoptado una forma ovoide con el fin de que alcance para todos los asistentes.
En nuestro país esta tradición toma especial importancia, ya que aquél o aquéllos afortunados que encuentren al niño (o niños), además de recibir las bendiciones del niño Dios, serán los anfitriones del día 2 de febrero, día de La Candelaria y “padrinos” del niño.
Es entonces que ese día deberán vestir de gala a su niño para su presentación en la iglesia, comprometiéndose también a ofrecer tamales y atole (aunque también se acostumbra chocolate o café de olla) a todos los presentes, dando lugar con esto a otra de las más importantes tradiciones mexicanas. En algunos lugares de México se tenía por costumbre guardar en la rosca un anillo y un dedal, por lo que aquella persona que encontrara el anillo, tendría una boda próxima; por el contrario, quien encontrara el dedal tendría soltería por lo menos de un año.
Carmen y yo tenemos la casa llena de dedales.
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