Hace más de 40 años que España dio la espalda a este pueblo y le abandonó.
Un legionario español Larry Casenave que había desertado al entrar en un cine fue secuestrado por tres activistas del Frente Polisario. Lo vistieron con un turbante y lo sacaron sigilosamente del cine. Durante 20 días estuvo escondido en una casa en la que pasaba entre nueve y diez horas al día sin moverse dentro de un pozo. Cuando la invasión del Sahara Occidental era inminente, Larry fue trasladado a Mauritania. En Mahbes, junto a otro grupo de extranjeros, coincidió con El Uali, uno de los líderes del Polisario. El Uali le explicó que haría todo lo posible para que pudiera volver a España cuanto antes. Él respondió que se quedaría con los saharauis para ayudar en lo que fuera
La historia es conocida. El Sahara Occidental era la provincia número 53 de España. Como el resto de países de su entorno, tenía derecho a un proceso de descolonización y un estado independiente. Sin embargo, el régimen franquista de la época cedió a las presiones de Marruecos y entregó el Sahara a Hassan II. A la ocupación del Sahara le siguió la guerra, hasta que en 1991 se firmó una tregua con la promesa de un referéndum de autodeterminación auspiciado por la ONU.
Han pasado más de dos décadas y la consulta no se ha celebrado. Parte del pueblo saharaui vive marginado y reprimido bajo la ocupación marroquí y otra parte está refugiada en los campamentos argelinos de Tinduf. Los Acuerdos de Madrid firmados el 14 de noviembre de 1975 por España, Marruecos y Mauritania nunca fueron validados internacionalmente y la responsabilidad de España sobre su excolonia sigue vigente.
La relación de las autoridades españolas con los saharauis repite un mismo patrón: buenas palabras pero, al final, pleitesía a Marruecos.
Recordaís la llamada marcha verde, la manifestación de un millón de marroquíes que penetraría pacíficamente en el Sáhara para exigir su incorporación a Marruecos. Detrás de esa maniobra estaba la asesoría logística norteamericana, el dinero saudí y las presiones de ambos, unidas a las de Francia y a las de la Liga Árabe.
En noviembre de 1975, el rey Juan Carlos viajó a El Aaiún y en el casino de oficiales se dirigió a los mandos militares de la colonia: "España cumplirá sus compromisos. Deseamos proteger los legítimos derechos de la población saharaui". El rey Juan Carlos y Hassan II cultivaron durante años una profunda amistad.
El 14 de noviembre de 1976, Felipe González, secretario general del PSOE, viajó a los campamentos de refugiados para apoyar al Frente Polisario: "Sentimos vergüenza de que el Gobierno no haya solo hecho una mala colonización sino una peor descolonización, entregándoos en manos de gobiernos reaccionarios como los de Marruecos y Mauritania. Nuestro partido estará con vosotros hasta la victoria final". Otra promesa que no iba a tardar mucho en romperse.
Con el paso del tiempo Felipe González fue alejándose del Sahara y se convirtió en un defensor del régimen marroquí.
El PP también se ha sumado a las filas del cinismo. Durante los años de oposición criticó que el Gobierno socialista no condenara el desmantelamiento violento del campamento de protesta que los saharauis habían levantado a las afueras de El Aaiún, en los territorios ocupados. Pero años después, hace lo mismo, el Gobierno de Rajoy ha denegado asilo político en España a Hassana Aalia, un activista de 27 años, condenado a cadena perpetua por su participación, precisamente, en aquel asentamiento de El Aaiún. El PP impuso su mayoría absoluta para rechazar en el Congreso la concesión del asilo. Afortunadamente, un mes después, la Audiencia Nacional suspendió la expulsión de Hassana Aalia. La concesión de su asilo sigue en los tribunales. El PP puede apuntarse también a la lista de traidores.
El Sahara Occidental es uno de los ejemplos más claros del abismo que separa a los gobernantes españoles y la ciudadanía a la que representan. Mientras ellos se dedican a incumplir promesas, miles de ciudadanos en toda España han mostrado durante estos 40 años su solidaridad con el pueblo saharaui: han entregado ayuda para los campamentos de refugiados o han acogido niños en sus casas para evitarles el horror de un verano a más de 50 grados de temperatura en el pedregal en el que viven en Tinduf.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=204084
¿Queréis acoger a un niño saharaui este verano?
La ONG ‘Amistad con el Sahara’, con sede en la calle Chile, busca familias interesadas en participar en el programa ‘Vacaciones en Paz’, creado para proteger a los pequeños de las duras condiciones del desierto durante la época estival.
Asociación granadina de Amistad con el Sáhara
Dirección: Calle Chile, número 8, Bajo (Granada)
Teléfono: 958405806
Correo electrónico: saharagr@gmail.com
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