Beijing (Pekín) y sobre todo Shangai, estaban llenos de los más altos rascacielos que yo había visto hasta la fecha, sus gentes vestían a la europea y en los mercadillos podías conseguir todo tipo de imitaciones, me di el gustazo de comprar cantidad de relojes de marca (Rolex, Omega, etc.) para regalar por 5 dólares cada uno, que por aquella época serian unas 1.000 Ptas. Y lo más curioso todavía funcionan, Yo tengo un Rado que lo he llevado a cambiar la pila y el relojero me dijo que era muy buen reloj.
En Beijing está la plaza de Tian An Men está considerada como la mayor del mundo y en la puerta que da acceso a la Ciudad Prohibida hay un cartel enorme de Mao TseTung. La Ciudad Prohibida lo componen un conjunto de palacios y pabellones que comprenden 9.000 habitaciones.
Muy bonito también es el Palacio de Verano a orillas del lago Kuenming, hicimos el recorrido en unos preciosos barcos por el lago. Eran pocos día pero fueron muy intensos, fuimos a la Opera de Pekín, comimos pato laqueado y después de visitar las tumbas Ming, recorriendo una amplia avenida flanqueada por estatuas de guerreros y animales.
No podía faltar la excursión a la gran muralla, situada a 80 Km. de Pekín, que con sus 5.000 Km. de perímetro es la única obra hecha por el hombre que se puede ver desde la Luna. Es espectacular pero agotadora, llegas a una torre y quieres llegar a la siguiente y parece que no te has movido del sitio, además hay zonas con escalones que resultaban muy altos, sobre todo para mí que soy más bien bajita de estatura.
Visitamos el Templo del Cielo, considerado como obra maestra, cuya arquitectura se acerca a la perfección en formas y espacios.
Desde Pekín cogimos un avión a Xiam, una de las cunas de la civilización china y capital de 11 dinastías durante 1.100 años, además de punta de partida de la Ruta de la Seda. Allí visitamos uno de los hallazgos arqueológicos de este siglo, el mausoleo del primer emperador chino Qin Shi Huangdi, enterrado junto a un verdadero ejercito de 6.000 soldados de terracota de tamaño natural.
Desde Xiam cogimos un vuelo hasta Hangzhou, descrita por Marco Polo como la ciudad más bella del mundo. Allí visitamos el Templo del Alma Escondida, la Pagoda de las seis armonías y paseamos por el lago Oeste, rodeado de colinas de bellas formas, frondosos árboles y flores multicolores. Hangzhou es precioso con unos jardines maravillosos, con pavos reales, tuvimos que comprar unos impermeables porque llovía bastante pero no por eso perdía su encanto vimos los cultivos de perlas de agua dulce y claro me compre un collarcito.
En Beijing está la plaza de Tian An Men está considerada como la mayor del mundo y en la puerta que da acceso a la Ciudad Prohibida hay un cartel enorme de Mao TseTung. La Ciudad Prohibida lo componen un conjunto de palacios y pabellones que comprenden 9.000 habitaciones.
Muy bonito también es el Palacio de Verano a orillas del lago Kuenming, hicimos el recorrido en unos preciosos barcos por el lago. Eran pocos día pero fueron muy intensos, fuimos a la Opera de Pekín, comimos pato laqueado y después de visitar las tumbas Ming, recorriendo una amplia avenida flanqueada por estatuas de guerreros y animales.
No podía faltar la excursión a la gran muralla, situada a 80 Km. de Pekín, que con sus 5.000 Km. de perímetro es la única obra hecha por el hombre que se puede ver desde la Luna. Es espectacular pero agotadora, llegas a una torre y quieres llegar a la siguiente y parece que no te has movido del sitio, además hay zonas con escalones que resultaban muy altos, sobre todo para mí que soy más bien bajita de estatura.
Visitamos el Templo del Cielo, considerado como obra maestra, cuya arquitectura se acerca a la perfección en formas y espacios.
Desde Pekín cogimos un avión a Xiam, una de las cunas de la civilización china y capital de 11 dinastías durante 1.100 años, además de punta de partida de la Ruta de la Seda. Allí visitamos uno de los hallazgos arqueológicos de este siglo, el mausoleo del primer emperador chino Qin Shi Huangdi, enterrado junto a un verdadero ejercito de 6.000 soldados de terracota de tamaño natural.
Desde Xiam cogimos un vuelo hasta Hangzhou, descrita por Marco Polo como la ciudad más bella del mundo. Allí visitamos el Templo del Alma Escondida, la Pagoda de las seis armonías y paseamos por el lago Oeste, rodeado de colinas de bellas formas, frondosos árboles y flores multicolores. Hangzhou es precioso con unos jardines maravillosos, con pavos reales, tuvimos que comprar unos impermeables porque llovía bastante pero no por eso perdía su encanto vimos los cultivos de perlas de agua dulce y claro me compre un collarcito.
De Hangzhou a Shangai hicimos el viaje en ferrocarril. Shangai es como New York, lleno de rascacielos inmensos, visitamos los jardines del Mandarin Yub y el Templo del Buda de Jade, con sus dos estatuas de alabastro blanco verdoso, traídas de Birmania por un monje chino en 1881. Cómo despedida asistimos a un espectáculo de acrobacias.
Como detalles curiosos, me llamó mucho la atención en Pekín que los niños pequeños, que por cierto son preciosos, llevan unos pantaloncitos abiertos por detrás, dejando a la vista el “culete” supongo que para dar facilidad a sus necesidades corporales. Y en Shangai, por la noche los hombres mayores, salen a fumar en pijama a rayas por las calles y jardines del Mandarin Yun cómo si fuera lo más natural del mundo.
Como detalles curiosos, me llamó mucho la atención en Pekín que los niños pequeños, que por cierto son preciosos, llevan unos pantaloncitos abiertos por detrás, dejando a la vista el “culete” supongo que para dar facilidad a sus necesidades corporales. Y en Shangai, por la noche los hombres mayores, salen a fumar en pijama a rayas por las calles y jardines del Mandarin Yun cómo si fuera lo más natural del mundo.