martes, 28 de abril de 2015

Kon-Tiki

El 28 de abril de 1947, hace 69 años, zarpa del puerto de El Callao (Perú), la expedición marítima de la balsa Kon-Tiki, liderada por el noruego Thor Heyerdahl, para corroborar que los indios americanos podrían haber colonizado las islas del Pacífico. La expedición etnológica está formada por varios noruegos y un sueco, que navegarán por el Océano Pacífico en una balsa, construida con troncos de madera, cuerdas y materias primas naturales de Sudamérica, sin usar ningún tipo de material moderno. El viaje concluirá el 7 de agosto al encallar la balsa en unos arrecifes de coral en la isla Raroia, perteneciente al atolón de las Tuamotu en la Polinesia, después de haber navegado casi 7.000 km. en 101 días, demostrando la posibilidad de la colonización.

El nombre de la embarcación se debía al dios solar de los incas, Wiracocha, de quien se decía que antiguamente había llevado el nombre de «Kon-Tiki».



Heyerdahl sostenía que pobladores procedentes de Sudamérica podrían haber llegado hasta la Polinesia ya en tiempos precolombinos y su propósito era demostrar la posibilidad de que el poblamiento de la Polinesiase se
hubiese llevado a cabo por vía marítima, desde América del Sur, en balsas idénticas a la usada durante la expedición y movidas únicamente por las mareas, las corrientes y la fuerza del viento, que es casi constante, en dirección este-oeste, a lo largo del Ecuador. No obstante, la expedición dispuso de ciertos elementos como una radio, relojes, mapas, sextantes y cuchillos, aunque los mismos no fueron relevantes a la hora de probar que una balsa como la utilizada podía realizar la travesía.

La expedición Kon-Tiki fue financiada mediante préstamos y contó con donaciones de parte del ejército de Estados Unidos. Heyerdahl viajó tiempo antes a Perú donde, junto con un pequeño grupo de personas y dentro del espacio provisto por las autoridades nacionales, se dedicó a la construcción de la balsa. Para ello, se emplearon troncos de madera balsa y otros materiales autóctonos, y se mantuvo el estilo de construcción indígena tal como se observó en las ilustraciones dejadas por los conquistadores españoles.

El libro Kon-Tiki, que Heyerdahl escribió relatando las peripecias de la expedición, fue un best-seller y se tradujo a 66 idiomas, y la película que se filmó ganó un Oscar al mejor documental en 1951.



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