Seguro que os ha ocurrido alguna vez. Acabaís de conciliar el sueño y de pronto, das un salto. Se trata de algo muy común que todos experimentamos de modo frecuente, y no, no es grave. Se trata de un fenómeno conocido impulso hipnótico que sucede únicamente cuando estamos durmiendo. Se debe a una preparación de nuestro cuerpo a los cambios que experimenta durante el sueño. Nuestras funciones se enlentecen y en ocasiones, el cerebro interpreta ese cambio como una caída. De ahí la reacción.
Hay instantes en que de pronto, tomamos conciencia de que estamos soñando, sabemos que por ejemplo, esa horrible pesadilla en la que estamos inmersos no es real, pero por más que intentemos reaccionar y movernos, no podemos. Nuestros brazos y piernas están paralizados. Es un fenómeno que puede llegar a ser muy aterrador, porque somos incapaces de reaccionar aún sabiendo que estamos soñando. Es ahí cuando las pesadillas son más vividas.
En algunas ocasiones nuestros dientes rechinan por razones de estrés o bien, por una desalineación en la mandíbula. Esto puede hacer que nos despertemos con dolor de mandíbula o con otros problemas dentales.
Es algo muy común y en ocasiones puede traer problemas entre la pareja que podamos decir en voz alta una palabra o una frase, e incluso verbalizar una pequeña conversación. Son fenómenos que luego olvidamos y por más que nos intenten recordar “lo que hemos dicho” somos incapaces de creerlo.
Es frecuente durante la noche experimentar una sensación de excitación cuando se segregan determinadas hormonas, por ejemplo los hombres tienen erecciones nocturnas, algo que se debe básicamente a un efecto natural y saludable, puesto que la sangre tiende a oxigenarse y acaba provocando esa súbita erección. Pero este efecto no es exclusivo sólo de los hombres. También las mujeres experimentan en ocasiones esa sensación de excitación acrecentada por algunos sueños subidos de tono.
A pesar de tener los párpados cerrados, nuestros ojos no paran de moverse. La verdad es que los científicos aún no han llegado a un consenso de por qué ocurre esto. Aunque muchos lo relacionan con esa mayor estimulación neuronal, esa actividad cerebral tan intensa que nos permite organizar recuerdos, clasificar información y optimizar así nuestra memoria. De ahí la necesidad biológica indispensable de disfrutar de un sueño tranquilo y reparador.
Sabiaís que somos un poco más altos por las noches, pero un poquito nada más. Esto se debe básicamente a que nuestra columna durante la noche se separa un poquito más al hidratarse, permitiendo con ello que el espacio de los discos entre vértebra y vertebra se distancie levemente, dándonos un poquito más de altura. Pero eso sí, llegada la mañana los discos vuelven a contraerse en su posición original.
Dormir es imprescindible para nuestra salud y en especial para el cerebro, que está increíblemente activo durante estas horas nocturnas. Además de organizar información y clasificarla, depura toxinas y elementos que no le hacen falta durante estos instantes gracias al sistema linfático. Es de este modo como se optimizan por ejemplo las proteínas que protegen nuestro cerebro, evitando así enfermedades como el Alzheimer.
Los niños necesitan dormir para crecer, es imprescindible para que la hormona del crecimiento humano o HGH se libere y permita a los músculos y huesos crecer. Y ojo, también nos permite a los adultos que nuestros tejidos se regeneren. Por eso es muy bueno dormir profundamente. Además dormir adelgaza.
Mientras dormimos, nuestro cuerpo realiza muchas funciones básicas como desintoxicar y eliminar elementos nocivos y eso es esencial para depurar. Si no depuramos retenemos líquidos, nos hinchamos, nuestros riñones no funcionan bien… así que si no dormimos o dormimos mal todo esto no se llevará a cabo y aparecerá una hormona llamada ghrelina. ¿Y sabes lo que hace esta hormona? Hacer que tengamos más apetito. Vale la pena tenerlo en cuenta.
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