En 1982 un amante de las mascotas llamado Ángel García Mansilla, junto con otros dos socios dirigía una empresa llamada "Canitas" que asesoraba a los propietarios de animales sobre asuntos legales, muchos clientes se habían quejado de no tener un lugar donde enterrar a sus mascotas cómo había en otros países.
Entonces se dedicó a buscar un lugar apropiado que encontró a unos 30 kilómetros de Madrid, cerca de Arganda del Rey, se trataba de una finca denominada "El Colmenar de Raúl", que había sido propiedad de un alto cargo durante el régimen de Franco. Al cabo de un año de trabajo para acondicionar el terreno se inauguró el cementerio de animáles domésticos llamado "El Último Parque"
Entre pinares, viñedos y veredas, nos encontramos con El Último Parque, residencia definitiva de aquellos fieles amigos del hombre que por esas cosas del destino han podido encontrar un bello lugar de reposo desde el que seguirán irradiando su silenciosa fidelidad, su juguetona presencia o su imponente respeto de guardianes. Desde 1.983 está abierto al público el único cementerio de animales en la Comunidad de Madrid, ubicado en Arganda del Rey, dando cobijo alrededor de 4.000 mascotas.
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