sábado, 17 de septiembre de 2016

Gibraltar

Es punto de encuentro entre dos continentes -África y Europa- y entre dos mares -el Mediterráneo y el océano Atlántico-, objeto de disputa entre dos países -España y el Reino Unido-, pero también el hogar de 30.000 habitantes que hablan un dialecto único, el “llanito”. Allí están los únicos monos en libertad de Europa, tiene uno de los aeropuertos más peculiares del mundo y sobre todo es un lugar de encuentro de culturas.

Una vez pasada la frontera es una calle peatonal, llena de tiendas, el paraíso de las compras, pero debo confesar que no gaste un euro en comprar solo pagamos los billetes de ida y vuelta en autobús, desde la frontera a la zona comercial. A comer nos fuimos a la Linea de la Concepción, hay un teleférico para subir a la montaña pero como queríamos volver para comer en España no lo utilizamos.

Vista del Peñón desde la playa de La Línea de la Concepción 

 

El pasado 13 de julio se cumplieron 303 años del tratado por el que España cedió Gibraltar a Reino Unido.

El enclave de alrededor de 600 hectáreas de extensión –poco más del doble de Central Park de Nueva York- pasó a manos británicas en 1713, cuando España lo cedió por el del Tratado de Utrechtt, que puso fin a la larga Guerra de Sucesión y llevó a los Borbones a la corte de Madrid.
















Gibraltar presume de ser el único lugar de Europa donde se encuentran monos en libertad.

Los alrededor de 200 ejemplares de macacos gibraltareños, también conocidos como monos de Berbería, son una de las principales atracciones turísticas del Peñón.


Cómo no pudimos subir aquí lo hacemos virtualmente


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