Eran los últimos días de Semana Santa, papá había cogido una neumonía muy fuerte y le aconsejaron que ingresara en el Hospital. Él no quería, yo creo que sospechaba que no iba a volver.
Estábamos en la terraza de casa, esperando a mi tío Carlos para acompañarnos al Hospital y nos decía "con el tiempo tan bueno que hace y no poder ir a la finca para ver a mis perritos"
Nada más llegar lo pasaron a la UCI, sólo podíamos verlo 2 personas 1/2 hora por la tarde, casi siempre éramos mamá y yo las que entrábamos a verlo. Siempre nos hacía las mismas preguntas, ¿Cómo están los perritos?, ¿Habéis localizado a Joaquín?
Y no, no conseguíamos localizarlo, estaba de vacaciones creo que en Marruecos y entonces no existían los teléfonos móviles.
Los médicos me decían su padre está muy mal, pero yo no quería creérmelo.Él era un hombre muy fuerte y en una semana no podía haberse quedado sin apenas capacidad pulmonar.
Por fin conseguimos hablar con mi hermano, aunque no recuerdo cómo fue y llegó a verlo con vida.
Nos avisaron que lo pasaban a una habitación y fuimos corriendo para estar con él pensando que eso era una buena señal, pero cuando llegamos mi padre se ahogaba. Había que ayudarle dándole masajes en el pecho, Carmen era la única que podía, yo no tenía fuerzas y no nos dejaban quedarnos a todos en la habitación, por eso Luis y Loli nos llevaron a casa a mamá y a mi para que descansáramos y fueron Joaquín y Carmen los que se quedaron con él.
No debimos irnos, pero mamá estaba enferma. Me acosté con ella en su cama y no habría pasado más de una hora cuándo me desperté de repente y al instante sonó el teléfono para que volviéramos al Hospital porque había muerto.
No podía creerlo, mi padre que se iba a jubilar el 1 de mayo para cuidar de mamá ya nunca volvería a estar con nosotros.
No había derecho a que esto pasara, hacía solamente tres años que nos habíamos mudado a una casa preciosa, estaba feliz y nos decía: "cuando me jubile, pasaré los fines de semana en Madrid y el resto lo pasaré en la finca con mis perritos así evitaré los atascos".
Él, un hombre tan bueno, que había trabajado tanto por sacar adelante a sus sobrinos y a sus hijos, recuerdo que le decía a mamá que le habría gustado darles una carrera porque valían para estudiar pero a pesar de tener toda su vida pluriempleo, el salario no daba para más.
Ayer me pasaron una foto de la finca de mis primos con unas lilas preciosas y me ha venido a la memoria el primer día que volvimos a nuestra finca después del entierro. Nos encontramos los lilos repletos de flores y recogimos un precioso ramo que llevamos al día siguiente al cementerio.
Papá, nos hacías mucha falta, aún te echo de menos, pero espero que dónde estés puedas ver, que hemos cuidado de mamá, de tus perritos hasta el final y nos esforzamos por mantener tu finca para que te sientas muy orgulloso de nosotros.
Todos te queremos y nunca te olvidaremos
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