Significan la promesa de compartir y cuidar los bienes futuros, es la aceptación de responsabilidades por parte de los novios para que nunca falte nada en el futuro hogar que se empieza a construir desde el momento en el que se contrae matrimonio. Son trece porque simbolizan los doce meses del año y hay una más como acto de generosidad para compartir con los más desfavorecidos. En este caso, el trece es un número de buena suerte. Curioso, ¿verdad? Esta tradición viene de muy antiguo y tiene su origen en Oriente.
Posteriormente fue recogida por el derecho romano y establecida en España a través del derecho Germánico-Visigótico y el apoyo de la iglesia. Una tradición que, antiguamente, tenía connotaciones relacionadas con la entrega de la dote o con un premio que se pagaba por la virginidad de la esposa. Hoy en día, su significado está alejado de esta arcaica concepción del matrimonio y son un símbolo de la unión y el deseo de compartir los bienes de vuestro matrimonio. ¿Quién lleva las arras al altar? Por lo general, son los pajes o niños de arras quienes se encargan de llevar las arras, de hecho, su nombre viene de esta tradición. Normalmente son niños con un parentesco cercano a los novios; suelen ser sobrinos o hijos de amigos íntimos. Si en la boda no tienen previsto que haya pajes son los padrinos quienes se encargan de entregar las arras al sacerdote durante la ceremonia. Lo ideal es que las arras sean monedas auténticas y si son antiguas y de la familia, mejor. Tendrán un sentido aún más tradicional y personal.
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